Hola cielo mío!
Quizás nadie puede comprender mejor que tú lo complicado que es para mí el silencio en la soledad.
En el día el trabajo que ocupaba horas me hacía hablar y a la vez escuchar a otro ser humano.
Cuando estaba sin tu compañía estaba el teléfono, y ahí se llenaban los espacios con la voz de Vero, o con otras amigas con las que podía charlar de cosas a veces intrascendentes pero entretenidas.
Las noches se llenaban con nuestras charlas.
Cuando estaban otros seres encantadores acompañando nuestro camino se conversaba, voces, voces que hoy ya no están, que ya no llegan, que se perdieron en el espacio junto con tu presencia y sí, seguro por esta lejanía que fue semi elegida y que hoy es una obligación.
Muero de soledad y silencio!
Muero de hastío!
Muero por dentro!
Y lo peor es que no hay una puerta de escape, todo va a dar al callejón sucio, vacío y sellado de lo que los hados malvados del destino me han regalado.
La Tv suena, la radio suena, pero no basta para espantar a los horrores de un silencio sin sordera!
Ay misera de mí!
Solo me sustenta la esperanza de que estaré otra vez contigo, se arrastra el tiempo pero estaré contigo, ya mi cuerpo ha empezado a dar señales de desgaste, vamos pues a esperar que siga el proceso.
Soy un ser en un desierto poblado!
Y no quiero dejar de agradecer a quienes me han ayudado, a quienes dentro de sus vidas se hacen un tiempo para mí.
No, no soy malagradecida, que la Fuente les colme de bendiciones por su estar.
Soy simplemente yo que ya no quiero estar!!
Te amo