jueves, 23 de abril de 2015

AY!!

Ay mi vida!
Cada año es más duro, cada año me siento más dolida, cada año es una tormenta de dolor día a día y en este mes de abril se torna un cataclismo.
Ay mi cielo!
Tengo un vacío en el centro de mi pecho desde el día que te fuiste.
La locura me invade, cuando cada agosto siento que estás en mi vientre, y cuando ya en febrero me parece sentir tu cuerpo en el mío.
Y lo peor es, que no estoy loca de verdad, vivo en un mundo de cordura condenada a ser cuerda.
Y lo único que me ayuda es mi trabajo, porque allí encuentro esa fuerza que da una razón para estar.
Ay mi tesoro!
Aquel día negro, aquél 24 de abril de 2007, cómo el personaje que tantas veces leímos juntos, El Principito, tú mi Siddhartha saliste al encuentro de la serpiente, para despojarte del cuerpo físico que habías ocupado, me di cuenta tarde que algo te hizo dejar en casa todo lo que siempre salía contigo.
¿Presentías algo? ¿Por qué no me lo dijiste? Habías estado tan callado en tu cumpleaños, habías estado más ausente que nunca sumido en tus pensamientos.
Ta vez así, de haberlo conversado, habría ido contigo y ese bicho, hijo de mala madre, nos habría sacado a los dos.
Maldita serpiente con apariencia de humano, ese asqueroso Gerardo Gabriel Gramusset Rojas! Si no hubiese tenido el buen gusto de partir al Averno yo con mis manos lo habría mandado allí! Se lo tenía juramentado!
Pero fuiste solo, y así partiste, con una sonrisa en tu rostro, seguro porque alguien te espero para cruzar ese umbral, y con casi certeza diría que fue tu tata, mi padre.
Y así empezó el doloroso camino de la soledad sin sentido.
Ay diosas del Inframundo!
Hermanas tejedoras de la rueca de la vida y el destino, queridas parcas espero Átropos corte la lana y el cáñamo con que se ha tejido mi destino y pueda partir hacia Aur!
Ay mi motor, mi esencia, mi todo.
Se arrastra el tiempo a pesar de lo rápido que corre, mis lágrimas han formado un lago subterra, solo resta esperar ese día maravilloso donde estés ahí para ayudarme a pasar el umbral.

Vamos querida parca ¡usa tu tijera!

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