En los primeros días, y hasta varios meses, estuve con muchas personas, estaban ahí los que podían. Hubo en especial compañías muy importantes, tú sabes quienes fueron.
Poco a poco empezaron a disminuir, llegó el momento en que pese a las presencias empecé a tomar consciencia de mi soledad, quizás por ello cuando ya no era lo mismo el flujo...cosa que no critico en lo más mínimo, todos tienen sus vidas y sus ocupaciones y sus tiempos, y simplemente son dueños de sus horas y espacios.
Y ahí sentí más fuerte tu ausencia, ahí con sorpresa descubrí el sentido de lo que tantas veces había afirmado con gran convicción, que la soledad es solo tomar nota que cuentas contigo y nada más que contigo para entender y procesar lo que vives y sientes. La soledad en compañía no aporta nada!
Y desde entoces soledad es la falta de sentir que estás por ahí, en algún lugar del mundo, por ahí en un rincón de la casa, quería no sentir la soledad del silencio de tu voz, de tu risa, de tus ir y venir mientras pensabas en algo, en ese sube y baja para buscar un café, tu música en rasgueos locos de tu guitarra, tu cara de hombre-niño cuando me hacías una pregunta y especialmente en los meses últimos antes de tu partida tu gran pregunta era:
"Mamá ¿tú me quieres?"
Y mi respuesta invariable era:
"Te allollo mi niño!"
Cómo no, si eras mi sol, mi luna, mis estrellas, el aire que respiraba, el motor que daba fuerzas para vivir, en fin si tú eras mi Universo!
Soledad es no ver tus enojos, nuestro diferir en forma pesada muchas veces, que nos llevó en una oportunidad a estar un día y medio enojados. Fue dos años antes! Pues siempre terminaban en un rato nuestra distancia.
Soledad es ser madre sin ti a mi lado!
Soledad es tu ausencia que cada día parece una eternidad!
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